Esta es la traducción que hice de un artículo de The Economist.
La idea de medir cosas para identificar el progreso hacia cierto objetivo es muy común en las grandes organizaciones. Los gobiernos manejan cifras, tiempos de espera de hospitales, resultados de encuestas, y las empresas miden sus ganancias, sus inventarios y sus proyecciones. Pero el uso de métricas por individuos es algo mucho menos común, con la notable excepción de las personas que están tratando de perder peso o mejorar su estado físico. La mayoría de las personas no registra rutinariamente sus estados de ánimo, sus patrones de sueño o sus niveles de actividad, ni monitorea cuánto alcohol o cafeína consume o indica cuántas veces pasea al perro.
Pero algunas personas están haciendo justamente eso: se trata de una peculiar mezcla de early adopters, fanáticos del fitness, evangelistas de la tecnología, entusiastas del desarrollo personal, hackers y pacientes que sufren de una gran variedad de problemas de salud. Lo que comparten es la creencia de que recolectar y analizar datos acerca de sus actividades diarias puede ayudarlos a mejorar sus vidas. A este acercamiento se le llama “auto-monitoreo”, “body-hacking” o “auto-cuantificación”.
Esto no es del todo nuevo en más de un sentido. Los atletas y sus entrenadores generalmente toman detalladas notas acerca de su nutrición, las sesiones de entrenamiento, patrones de sueño y otras variables. De forma análoga, este tipo de acercamientos se utiliza para lidiar con problemas de salud como las alergias y migrañas. Pero hay nuevas tecnologías que vuelven más fácil que nunca la tarea de recolectar y analizar datos personales. Los sensores se han encogido y se han vuelto baratos. Los acelerómetros, que miden cambios de velocidad y dirección, solían costar cientos de dólares pero ahora son muy baratos y lo suficientemente pequeños como para ser incluidos en la virtual totalidad de los smartphones. Esto resulta en una ridícula facilidad para tomar los métodos de cuantificación utilizados en las ciencias y los negocios y aplicarlos a la esfera de lo personal.
En el 2007 en San Francisco, Gary Wolf, un periodista de Wired, comenzó un blog acerca del “Quantified Self” o el “yo cuantificado”. Esto resultó en reuniones regulares entre entusiastas que en la actualidad se llevan a cabo en cerca de 50 ciudades alrededor del mundo, no sólo en Estados Unidos y Europa sino también en lugares distantes como Buenos Aires o Río de Janeiro.
“Casi todo lo que hacemos genera datos.” dice Wolf.
En la actualidad, los datos de nuestros teléfonos, computadoras y tarjetas de crédito son usados principalmente por empresas para orientar publicidades, recomendar productos o detectar el fraude. Pero aprovechar esta corriente de datos generada podría permitirle a las personas tener nuevas maneras de lidiar con problemas médicos o mejorar sus vidas de otras maneras.
Auto-cuantificación
Este asunto de la auto-cuantificación es tomada con suma seriedad por parte de muchas start-ups de Silicon Valley y otras partes del mundo, que están lanzando productos de hardware y software apuntados hacia los auto-cuantificadores. Esto quizás esté indicando efectivamente cómo será el futuro del cuidado de la salud, donde es probable que se enfatice el monitoreo de uno mismo, usando una variedad de dispositivos, para prevenir enfermedades, alargar la vida y reducir costos médicos. Para ver de qué forma es que el auto-monitoreo es rentable, veamos algunos ejemplos tomados de la nota en The Economist. Por ejemplo, el caso de David, un banquero cuya rutina diaria comienza temprano y dura 11 horas. Él notó que le costaba dormir y se preocupó de que esto estuviera afectando su concentración en el trabajo. Es por esto que comenzó a usar un monitor de sueño llamado “Zeo” (creado por una pequeña empresa de Newton, Massachusetts). Lo que Zeo monitorea es la cantidad y calidad de sueño, a través de la medición de la actividad cerebral, determinando cuándo la persona está en sueño ligero, profundo o REM.
David registró los datos de sus patrones de sueño junto con información acerca de su dieta, suplementos dietarios, ejercicio físico y consumo de alcohol, cargando todos estos datos en el sitio de Zeo. También probó tomar suplementos de magnesio, recortar su consumo de cafeína y cambiar la iluminación de su habitación. Usando los datos del Zeo, podía ver cómo le afectaba cada uno de estos cambios. Terminó descubriendo que tomar mucho alcohol afectaba la calidad de su sueño, pero también detectó que tomar magnesio le ayudaba a dormir más profundamente y llegar al sueño profundo más rápidamente. Ahora duerme un promedio de 7,5 hs, un poco más que las 6 hs que dormía cuando comenzó su experimento.
“Ver los datos en la pantalla de tu computadora hace que sea mucho más difícil ignorarlos”, dice.
Muchas de las 250 personas que asistieron a la conferencia del “Quantified Self Europe” en Ámsterdam en noviembre de 2011 tenían historias similares para contar. Otro entusiasta, Robin Barooah, un diseñador de software, dice que perdió 20 kg tras monitorear su estado de ánimo luego de almorzar. Lo que hizo fue utilizar un par de tarjetas que decían “liviano” o “pesado” y luego recordaba qué le había producido cada comida. Esto alteró su percepción de las comidas, desdibujando sus concepciones originales acerca de distintos menúes. Sara Riggare, una ingeniera de Suecia, describió cómo usó una app del iPhone para determinar la mejor combinación de drogas para controlar su Parkinson, y un control de Nintendo Wii para monitorear y mejorar su equilibrio.
Christian Kleineidam, un estudiante de Berlin que sufre de un problema en la columna, explicó cómo usó un dispositivo para medir su respiración e identificar qué ejercicios de relajación le eran más efectivos. Esto le ayudó a mejorar su función pulmonar en un 30%. Otro ejemplo notable es el de “Asthmapolis”, una start up de Madison, Wisconsin, que ayudó a desarrollar un dispositivo llamado “Spiroscout”. Es un sensor que se agrega a los inhaladores de asma y usa los datos de posicionamiento geoespacial (GPS) para permitir que los pacientes e investigadores descubran qué entornos hacen que su condición empeore (como el estar cerca de ciertos tipos de cultivos). En la conferencia también se habló de Boozerlyzer, una app que trackea los hábitos de consumo de alcohol de las personas y luego utiliza juegos simples para medir el efecto del alcohol en su coordinación, tiempos de reacción, memoria y emociones. Mucho se conversó acerca del potencial que tiene el motivar el auto-monitoreo a través de la “gamificación” o “gamification”: convertir actividades cotidianas en juegos a través del otorgamiento de puntos y trofeos y de la motivación a las personas para que compitan entre sus amigos. Algunos auto-cuantificadores pueden parecer algo extraños. No todos llevan a cabo experimentos para ver si usar anteojos con vidrios naranjas o hacer ejercicios diarios de salto puede mejorar su calidad de sueño, o si (como alguien afirmó) comer manteca mejora la capacidad para la aritmética. Un problema obvio respecto de los experimentos de auto-cuantificación es que no cuentan con los rigurosos controles y doble-ciego de los ensayos farmacéuticos. También podría haber efectos placebo.
“Con el auto-monitoreo nunca sabes realmente si tu experimento está afectando al resultado, o si en cambio son tus expectativas del experimento las que están actuando”, dice Nancy Dougherty, una entusiasta del auto-monitoreo que trabaja como ingeniera de hardware en Proteus Biomedical, una empresa que desarrolla dispositivos para medicina en California.
Usando un parche autoadhesivo de Proteus, experimentó midiendo su ritmo cardíaco, su postura, movimiento y temperatura y relacionando los datos con su humor. Encontró que tomar pastillas placebo que decían “feliz”, “calma”, “concentración” y “fuerza de voluntad” obtenía un impacto notable, a pesar de saber que eran placebos. Pero con un diseño cuidadoso de los experimentos hay lugar para que el auto-monitoreo produzca datos útiles. El Zeo, por ejemplo, ya ha generado la base de datos más grande hasta el momento de etapas de sueño, que ha revelado diferencias entre la cantidad de sueño REM entre hombres y mujeres. Asthmapolis también espera recolectar los datos de miles de inhaladores con su Spiroscout instalado para mejorar el control del asma. Y los datos del Boozerlyzer son anonimizados y recolectados para estudiar las variaciones de la respuesta de la gente frente al alcohol.
Seguir nuestro propio rastro
Esto puede sonar algo espeluznante, pero decenas de miles de pacientes alrededor del mundo ya están compartiendo información acerca de sus síntomas y tratamientos para cientos de condiciones a través de sitios web como “PatientsLikeMe” o “CureTogether”. Esto ha devuelto valiosos resultados, como el descubrimiento de que los pacientes que sufrían de vértigo durante las migrañas tenían cuatro veces más probabilidades de tener efectos secundarios dolorosos al utilizar cierta droga para la migraña. El creciente número de aparatos para el auto-monitoreo que están llegando al mercado mejorarán la perspectiva de armar colecciones de datos a gran escala, permitiendo que los usuarios analicen sus propias métricas y las sumen a las de otras personas.
Tomemos por ejemplo al diminuto Fitbit, hecho por una empresa del mismo nombre de San Francisco. Este aparatito se prende del cinturón y utiliza un acelerómetro y un altímetro para medir los niveles de actividad física y patrones de sueño. La lectura muestra los pasos caminados, las escaleras subidas, y las calorías quemadas. La información además es subida inalámbricamente a un sitio web que analiza y muestra los datos y le permite a los usuarios comparar sus métricas con sus amigos. Jawbone, también de San Francisco, lanzó el Up, una pulsera que se comunica con el iPhone y también puede medir la actividad física y los patrones de sueño. Basis, otra más de San Francisco, está por lanzar un dispositivo tipo pulsera capaz de medir el ritmo cardíaco, la conductividad eléctrica de la piel (relacionado con el nivel de estrés) y los patrones de sueño, todos datos que pueden verse en un “panel de control de la salud”.
GreenGoose, aún otra compañía más de San Francisco, desarrolló un diminuto sensor de movimiento que puede adherirse a cualquiera de nuestros objetos cotidianos para enviar una señal inalámbrica a una estación central cada vez que se lo usa. Por ejemplo, un sensor se le puede poner a un cepillo de dientes, a una botella de agua o al collar de un perro, haciendo posible medir qué tan seguido te lavas los dientes o paseas al perro. El objetivo de la empresa es establecer una plataforma para la gamificación de nuestras actividades diarias.
Las grandes empresas de tecnología también le están echando un ojo a la tecnología de auto-monitoreo. La conferencia de Ámsterdam estuvo auspiciada por Philips, Vodafone e Intel, todas las cuales consideran a este nicho del monitoreo de la salud como una con mucho crecimiento en el futuro. Philips lanzó Vital Signs, una app experimental para los dispositivos de Apple que usa la cámara integrada para medir el ritmo cardíaco y la respiración, graficándolos en el tiempo. Intel desarrolló una app que se llama Mobile Therapy que aparece aleatoriamente y les pide a los usuarios que registren su humor, para ver cómo varía a lo largo de la semana.
A medida que las poblaciones envejecen y el costo del cuidado de la salud aumenta, se vuelve más probable que en el futuro se enfatice más el monitoreo, prevención y mantención del bienestar, con los pacientes tomando cada vez un rol más activo. Con sus monitores de sueño y “paneles de control de la salud”, los aficionados al auto-monitoreo podrían terminar siendo los pioneros de este modelo de cuidado de la salud. Wolf compara con el “Homebrew Computer Club” (“Club de Computadoras Caseras”), que se juntaban en Silicon Valley en los 70 y pasaron de ser un grupo de hobbistas a ser la base de una nueva industria.
“Fuimos inspirados por lo que conocíamos de la historia de la computadora personal”, dice. “Nos preguntamos qué pasaría si juntáramos a los usuarios avanzados de las tecnologías del auto-monitoreo y ver qué podríamos aprender de cada uno.”
El auto-monitoreo podrá parecer algo geek o extravagante hoy, pero lo mismo sucedió con el e-mail. Y lo que los geeks hacen hoy, la mayoría de las personas lo terminan haciendo mañana.